martes, 17 de agosto de 2010

UN SERVICIO DIFERENTE

Hola a tod@s,

                     Espero que estéis disfrutando de un buen verano, si ello es posible aunque trabajéis. Aquí en mi zona el calor se hace más soportable, si bien no ha sido un verano especialmente caluroso, al menos para mí. Aunque el título del post sea "Un servicio diferente" realmente no fue tal. Simplemente a la hora de arrancar el vehículo y sacarlo del garaje, como hacemos habitualmente, ví en un rincón de la puerta, un pequeño pájaro, que enseguida deduje por su apariencia, que se había caído de algún nido. Lo que más me llamó la atención era su considerable tamaño para ser "pequeño" y creí que sería una golondrina por su aspecto, pero algo no me encajaba. Así que tras dejar el vehículo listo para el servicio, busqué en internet algo más sobre el animalito.

                    En cuestión se trataba de un vencejo, similar a una golondrina, pero con la peculiaridad, que una vez el ave abandona el nido, lo hace definitivamente, es decir, no regresa. Sus dos primeros años de vida los pasa volando, incluso durmiendo y alimentándose. Se trata de un ave migratoria característica del norte de África y en la época estival, viene a nuestras tierras a nidificar. Aparentemente no tenía ningún daño, pero no volaba, así que tras indagar un poco más, leí que sus alas aun no estaban del todo desarrolladas. Había otro punto a tener en cuenta, y es que al tener las patas (garras más bien) tan cortas, (pero sumamente fuertes), las alas tocaban el suelo y no podía batirlas para alzar el vuelo. Así pues soltarlo era una muerte segura a manos ( o a zarpas en este caso) de algún gato. El problema de cuidarlo, es que es una especie insectívora, y no sabía cómo alimentar al vencejo. Tras investigar un poco más, la solución fue darle comida de gato seca con un poco de agua, todo mezclado, y resultó bien. A las dos semanas, lo soltamos, y el animal, remontó el vuelo. Tras recapacitar un poco a lo largo de estas dos semanas, nos hemos sentido gratificados, y contentos de haber ayudado, aunque en este caso, fuera un animal.

                   Esto es una pequeña anécdota, que ha transcurrido sin más novedad y de la cual, hemos sacado una experiencia positiva y bonita, tanto yo como la enfermera y la gente que me ayudó a cuidarlo. Y con ello, concluyo, el post, si bien breve, pero con la satisfacción de haber hecho algo bien. Y aquí os adjunto algunas fotografías del vencejo, que resultó ser hembra al final.


                 Y sí, como podéis apreciar, uso guantes, porque entre otras cosas, al ser un ave migratoria, en las garras llevan una muy variopinta serie de bacterias, algunas de ellas peligrosas.

Buen verano a tod@s.

1 comentario:

  1. En el primer párrafo ya me he dado cuenta que era un vencejo y me he echado a reir porque a mí me pasó lo mismo con uno hace años. Lo que pasa es que el "mío" era más adulto. Lo cogí del suelo de la calle y pensé que se habría accidentado o estaría enfermo (ni se me ocurrió lo de ponerme guantes, je).

    Además coincidió que ese mismo día iba a pasar el fin de semana a Albacete (desde Madrid), así que por no saber qué hacer con él, me lo llevé al tren. No te lo pierdad: le puse una servilleta por encima (por supuesto, se le salía la cola por debajo, pero yo iba en plan crio, pensando que "no lo verían"). El pájaro no había forma de bajarlo de mi cuello, donde escondía la cabeza, así que me pasé el viaje con una servilleta "móvil" rondándome la pechera y el pelo. En fin...

    Lo siguiente fue llegar a Albacete y comprobar que el pájaro "no comía". Cuando me enteré que era porque necesitaba "bichos vivos", casi me da un jamacuco. Pero me puse a ello: al lado de casa de mi padre estaba el museo de la ciudad, y allí había una zona descuidada con árboles y cesped medio calvo donde iban los dueños de perros a que hicieran las necesidades, por lo que eso, junto que era una zona de sombra hacía seguro que encontra "manjares" para mi pájaro.

    Bueno, pues como lo que me dijeron es que los insectos los necesitaba vivos porque sino no se los comía, ahí que me fui con un bote de cristal y un papel enrollado. El sistema era simple: elegir la mosca, darle con el papel, dejarla atontada (pobre) y zas, meterla en el bote.

    Hay que querer mucho a un pájaro para hacer eso. Y yo, aunque ese pico afilado de aguilucho y ojos de halcón me daban algo de miedo, pues ahí estuve.

    En fin, que el pájaro "me comió" muy bien en esos días, y ya cuando me tenía que volver a Madrid me enteré que el pájaro no es que estuviera malo, sino que son aves que nunca aterrizan. Siempre vuelan (como bien has indicado en tu entrada). Así que lo que había pasado en ese tiempo en que lo había tenido es que, más que ponerme a darle a las moscas, simplemente tenía que haber cogido al pájaro y alzarlo fuerte hacía arriba para que cogiera suficiente impulso en el aire para remontar el vuelo.

    Y eso es lo que hice. Dado que me daba miedo que con mi poca fuerza, al ir a lanzarlo no le diera suficiente y acabara el pobre estrellado en el suelo, lo hizo mi hermano. Y sí, voló a la primera.

    Lo único que me consuela, aparte de la anécdota que quedará ahí para siempre, es que mi vencejo, gracias a mi falta de información sobre él (ya sabes, me tuve que poner las pilas sobre la marcha como tú con el tuyo -que ya veo que indagaste bien indagado, tú cuando te pones te pones bien, eh, jeje-), pudo cambiar el aire polucionado de Madrid, por un entorno más limpio y seguro como fue el de Albacete.

    Pero claro, ahora andando al tiempo, también pienso si en su "memoria" de pájaro sabría que lo alejé de algún familiar suyo de Lavapiés; aparte que no sé si en Albacete habría vencejos y lo mismo cree una colonia invasora para otras especies en este sitio, vete a saber.

    En fin, no sé. Tuve buena intención, pero a veces eso no te quita de que metas la pata también, a partes iguales, jeje.

    Bueno, y esa es "mi historia" con el mundo "vencejil" ;-)

    ¡Un besote!,

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